jueves, 3 de septiembre de 2009

GRIPE A: Un poco de sensatez ante el alarmismo, por Juan Gérvas

Por Juan Gérvas, jgervasc@meditex.es www.equipocesca.org

Profesor Honorario de Salud Pública en la Facultad de Medicina de la
Universidad Autónoma de Madrid.

Profesor Visitante de Atención Primaria en Salud Internacional de la Escuela
Nacional de Sanidad (Madrid)

Médico de Canencia de la Sierra , Garganta de los Montes y El Cuadrón
(Madrid).


El problema

La gripe es una enfermedad viral que se suele padecer durante el
invierno, en forma de epidemia (epidemia estacional) que afecta a gran
parte de la población. Como bien dice el refrán, "la gripe dura siete
días con tratamiento, y una semana sin él". La gripe es enfermedad
leve, con fiebre y síntomas varios como dolor de cabeza y muscular,
náusea, diarrea y malestar general, que obliga a guardar un par de
días de reposo. No conviene bajar la fiebre (ni en niños siquiera), y
el tratamiento es para el dolor y el malestar.

Pese a la levedad de la gripe, se puede demostrar que la mortalidad
aumenta en la población con dos picos anuales, uno en los días del
verano con el máximo de calor, y otro en los días del invierno con la
epidemia de gripe. Por ello se aconseja vacunar contra la gripe,
aunque se discute si esta vacunación es útil.

La epidemia de gripe A, que empezó en Méjico en 2009, es de menor
gravedad que la epidemia habitual. Es una gripe que se contagia muy
fácilmente, y por eso es una "pandemia", porque puede llegar a afectar
a la mitad de la población. Pero la contagiosidad de la gripe A no
dice nada de su gravedad, y de hecho es menos grave que ninguna gripe
previa. Afecta a mucha gente, pero mata menos que la gripe de todos
los años. Las cifras son variables según la fuente de datos, pero por
ejemplo, en el Reino Unido ha habido cientos de miles de casos y sólo
unas 30 muertes y en EEUU con un millón de casos sólo 302 muertos. En
el invierno boreal (verano en España), en la Argentina han muerto unas
350 personas y en Australia unas 77 personas. Para ponerlo en
situación, se calcula que en España mueren durante el invierno por
gripe estacional unas 3.000 personas.

Hemos tenido muchas pandemias, y la más letal, la "española" de 1918
mató sobre todo por neumonías bacterianas a los pobres (mal
alimentados, hacinados, con viviendas insalubres y mal protegidos del
frío). En las otras dos grandes pandemias, de 1957 y 1968 no hubo tal
letalidad, entre otras cosas por la existencia de los antibióticos.




¿Qué se puede hacer ante la gripe A ?

Cuando en 2005 la Organización Mundial de la Salud (OMS) pronosticó
que podrían morir de gripe aviar hasta siete millones de personas, se
desató el pánico en el mundo. Después hubo sólo 262 muertes. Hubo,
pues, un grave error pronóstico. En 2009, con la gripe A , conviene no
repetir el mismo error. Por ello es central evitar el pánico. Es
absurdo tener pánico frente a la epidemia de gripe A, por más que nos
llegará a afectar (levemente) a muchos.


Ante la gripe A conviene hacer lo que siempre se hace ante la gripe:
cuidarse con prudencia y tranquilidad. Buena hidratación, buena
alimentación, buena higiene, y recurrir al médico cuando haya síntomas
de importancia, tipo tos con expulsión de sangre y gran deterioro de
la respiración. Conviene no "toserle" a nadie, no tocarse la nariz,
taparse al boca al estornudar y lavarse las manos antes de comer,
después de ir al servicio y si uno se mancha con los mocos.


El virus se elimina por la mucosidad nasal aproximadamente durante los
primeros cinco días de la enfermedad. El uso de mascarillas no parece
que ayude a evitar la propagación de la epidemia. Conviene no hacer
mucha vida social esos primeros días. Respecto al embarazo, no hay
nada que decir, pues es saludable en cualquier caso, y también durante
la epidemia de gripe A.


No hay tratamiento preventivo alguno: los medicamentos contra la gripe
A no previenen la enfermedad (ni el oseltamivir ni el zanamivir). Una
vez que se tiene la enfermedad estos mismos medicamentos son también
casi inútiles (acortan medio día la evolución de la enfermedad).
Además, tienen efectos adversos. Por ejemplo, en niños tratados en
Londres con oseltamivir, tuvieron efectos adversos la mitad,
generalmente vómitos, y en el 18% fueron alteraciones
neuropsiquiátricas. Quizá en algunos casos valga la pena su uso como
tratamiento, por ejemplo en enfermos graves y en pacientes con
enfermedades crónicas importantes, pero no son útiles ni en niños ni
en adultos sanos.


La vacuna contra la gripe es de poca utilidad en niños y adolescentes,
con una efectividad del 33%, y absolutamente inútil en los menores de
dos años. Hay dudas sobre su eficacia en adultos y ancianos. Sobre la
vacuna contra la gripe A no sabemos nada, pero en 1976 se produjo en
EEUU una vacuna parecida, también con todas las prisas del mundo por
el peligro de pandemia, y el resultado fue una epidemia de efectos
adversos graves (síndrome de Guillain-Barré, enfermedad neurológica)
que obligó a parar la vacunación. Las prisas no son buenas para nada,
y menos para parar una gripe como la A , que tiene tan baja
mortalidad. Conviene no repetir el error de 1976. En todo caso, es
exigible la firma de un "consentimiento informado" que deje claro los
beneficios y riesgos, y el procedimiento a seguir ante los daños por
efectos adversos.


¿Algo más?

Las pruebas diagnósticas rápidas de la gripe A tienen poca
sensibilidad (del 10 al 60%). Es decir, no vale la pena hacer la
determinación para saber si uno tiene gripe A en realidad. Da igual,
pues los consejos son los mismos, y la prueba no añade la seguridad de
no tener la gripe A.

Tanto el virus de la gripe A como el de la gripe estacional pueden
mutar dejando por completo inútiles las vacunas.

No hay protección ante la gripe A con la vacunación contra la gripe
estacional.

Conviene no olvidar que un niño (y un adulto) puede tener otras
enfermedades, además de la gripe A. En el Reino Unido ha habido casos
de niños muertos por meningitis tras ser diagnosticados en falso de
gripe A.

Durante la gripe A seguirá habiendo infartos de miocardio,
apendicitis, insuficiencia cardiaca, diabetes, asma, intentos de
suicidio, fracturas de cadera, depresión, esquizofrenia y las otras
mil enfermedades que requieren atención médica. El comportamiento
sereno, paciente y tranquilo de los pacientes con gripe A es esencial
para que funcionen bien los servicios sanitarios y su médico pueda
dedicarse a los enfermos que lo necesitan, con o sin gripe A.



Nota

El autor no tiene más afán que dejar claro el estado del conocimiento
respecto a la gripe A en el momento de escribir este texto, y para
ello ha revisado la literatura mundial al respecto. Este texto es
puramente informativo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario